Pelo Madueño: “Uno puede ser agente de ruptura”

Es uno de los mayores rock stars del Perú. Aprendió música clásica de niño, para luego explotar en el punk ochentero con Narcosis. Tocó con Miki Gonzalez en un periodo experimental del rock fusión. Lideró La Liga del Sueño, una de las bandas más emblemáticas de los noventa. Tras ocho años en España, regresó con dos discos solistas: “Ciudad Naufragio” y “No te salves”. A sus 42 años, aún mantienen un “Alma de 80s”. Nos recibe en su estudio de Miraflores, un espacio de dos ambientes minimalista y sugerente, con un sofá rojo de psicoanalista posmoderno al centro de la sala de espera. Pelo—pañuelo al cuello, bigote ralo y mirada obsesiva—nos habla del romanticismo underground, de los riesgos del rock n’ roll, de su experiencia como actor y hace un repaso por momentos y temas que bulleron durante un par de décadas. (Entrevista de Paul Alonso publicada en Terra Perú, agosto 2010)

Vienes de una familia de músicos. Tu padre es compositor y director de orquesta y tocabas piano clásico desde niño. ¿Cómo ese interés deviene en el punk?

De manera muy natural. Cuando eres niño y estudias clásica, tienes dos caminos: o te conviertes en un concertista o un pianista clásico o mandas al diablo la escuela clásica y te dedicas a buscar cosas que tengan que ver más con tu adolescencia, que es lo que me sucedió a mí. Tiene un lado positivo y un lado negativo. El lado negativo es que dejas la escuela clásica, que es algo precioso, y algo a lo que cuando ya eres mayor intentas volver, y las manos y la cabeza ya no te operan igual, ni el tiempo. Pero es el camino natural que tiene que seguir cada uno de los que empezamos en la música desde muy pequeñitos.

¿Cómo es la llegada a Narcosis?

Accidental, fortuita. No lo esperaba, no lo buscaba. Se dio y de pronto ya estábamos tocando en la calle, dentro del movimiento subterráneo. Pero no fue un grupito de me aburro y me pongo a tocar.

¿Qué significaba ser underground en el Perú de los ochentas?

Era más divertido que ser under ahora. Porque había una escena, había un sentido, un sentimiento, una ideología. Había un romanticismo al respecto. Hoy los under estamos bastante aislados en la superficie…

¿Todavía te consideras under?

Me considero un músico que ha desarrollado sus intereses más pegado al lado artístico y de contenidos que al lado comercial. En ese sentido, sí hay elementos que han perdurado desde mi primera banda. Busco un lugar especial dentro de donde se sitúan los géneros y la música popular. Eso no me ha abandonado. Sobre todo en mi último disco, tiro bastante de eso.

A finales de los 80s tocaste con Miki Gonzalez, uno de los grandes cultores del rock fusión en el Perú…

Claro, Miki es un pionero.

¿Qué tanto heredaste ese gusto ecléctico por incorporar otras tradiciones musicales?

Pasando por el grupo de Miki, yo experimenté muchas cosas nuevas. Fue el primer paso a un circuito más popular. De Narcosis a Miki había diferencia. Otros lugares donde tocar, otro público. Y la música que hacía Miki era un invento, esta junta genial de mezclar la música afroperuana con el rock. Creo que en su momento no fue tan valorado como lo puede ser ahora, que estamos con toda esta recuperación de tradiciones, etcétera. Creo que Miki en ese sentido siempre ha estado un paso adelante. De lo que he recogido yo, no mucho más que la experiencia. Lo que pasa es que la cercanía y la mezcla de géneros es algo que experimento desde chiquillo. Si tienes un padre que dirige orquestas, que cuando tú tienes siete años está en la casa con Perú Negro, con Chabuca Granda, sientes esa música peruana muy cerca, muy presente.

En los 90s lideraste La Liga del Sueño, que fue una de las bandas más importantes de esa década…

¡Eso! Gracias. Yo también lo considero así…

Sin embargo, dos de los hits más recordados de La Liga no son letras propias. “Malasangre”, por ejemplo, está basada en un poema de Rimbaud.

Sí, Malasangre lo descubrí en el poemario “Una temporada en el Infierno”. Yo estaba viviendo mi temporada en mi infierno particular. Estuve leyendo este libro de Rimbaud y encontré este poema. Le hice la técnica del cut up, que es cortar el poema y armar con eso un texto nuevo. Y le hice una canción. No estaba pensando que iba a ser una canción conocida, menos en esa época, en el año 1992, cuando yo estaba recién formando la Liga del Sueño. Porque los comienzos de la Liga fueron bastante underground, tocábamos en huequitos. Teníamos una formación que era súper rara para esa época. Íbamos con la batería grabada en un cassette, éramos cuatro personas que intercambiábamos instrumentos. Era como bastante atípico. Y la canción se hizo muy famosa recién con el disco del 98, “Mundo cachina”, que es esta apuesta de Sony que nos pone adelante, y ahí la canción reventó.

“No es amor” viene de otro colega de aquellos días.

En el caso de este tema, ni la letra ni la música es mía. Le pertenece a Crimson Sinclair, un músico que tenía una banda y también andaba por el circuito alternativo underground de los ochenta. Estábamos grabando un disco y me lo encontré un día antes en un bar. Me dijo: Oye, ¿cuándo grabas una canción mía? Yo le dije: Ah ya, mañana. ¿Cuál? Esta. Y al día siguiente fuimos al estudio y grabamos el tema, así como jugando. Al final, lo usamos de single… ¡Crimson, por favor, deja de pedirme regalías!

También eres actor y eres recordado por tu papel en Ciudad de M, donde interpretas al Coyote. ¿Qué tanto te pareces a ese personaje?

Hermano, espero que no mucho. Pero sí es cierto que siempre tenemos algo de los personajes. Lo que pasó con el personaje es que yo conocía el entorno, por mi experiencia en los ochentas. Me fue relativamente fácil interpretarlo o inventarlo. Había cosas que podía entender, sentir, e incluso compartir.

Tu música tiene un diálogo con la poesía, como No te salves, que es el título de tu último disco y de un poema de Benedetti. ¿Qué tipo de literatura es la que más te gusta?

No tengo nada específico. No soy un gran lector ni mucho menos. Simplemente a veces encuentro un texto que me dice mucho y logro una identificación como la que sentí cuando estaba haciendo este último disco. Tiene una gran referencia a la intención del poema de Benedetti. El poema habla de la no conformidad, de no ponerte en un lugar cómodo, agradable, de seguridad eterna. Habla de buscarte, de entender que todo está en constante movimiento. Ese movimiento encierra un cierto riesgo que artísticamente es bueno pasar y vivir.

¿Qué riesgos valen la pena tomar en estos momentos de tu carrera?

Los mismos, pero con más conciencia. Creo que estoy cada vez más motivado para tomarlos. Pero más que riesgos artísticos, hablemos de pureza, de intenciones. A mí me parece importante ser alguien que da otras cosas que lo que dan los medios tradicionales en cuanto a música, arte, y escena popular mediática. Estamos viviendo ahora mismo una situación absolutamente circense. Creo que el público está estupidizado por la televisión. Uno se ubica al otro lado de la línea y sabe que puede ser un agente de ruptura. Más que riesgo lo tomaría como una responsabilidad.

¿Y cómo van los riesgos de la vida?

En la vida ya no estás al filo de la navaja ni estás haciendo el equilibrista. Ya tengo 42 años y definitivamente no me echo como una bola al ruedo en caída libre. Trato de vivir con responsabilidad frente a mi trabajo.

Otro riesgo de tu parte fue formar The Lovecats, una banda de jazz. ¿Hay un público para este tipo de experimentos en el Perú?

Supongo que sí. Pero yo nunca he hecho cosas pensando que sí hay un público aquí para eso. De hecho, nunca estoy pensando en este lugar. Tengo una visión más amplia, más global. No he pensado en hacer cosas para la gente de aquí, nunca he tenido esas directrices. Pienso en las obras, en la música y en los productos artísticos de manera global. No pensando de si va a funcionar aquí. De hecho, no hago nada para que funcione realmente aquí. Ya hay mucha gente haciendo eso.

Fuiste también uno de los precursores de Pataclaun, antes de que se fueran a la televisión…

Yo no fui a la tele, porque como no tengo tele hace 20 años dije: ¿para qué voy a ir con ustedes a la tele si no voy a poderme ver? Ahí abandoné el grupo.

¿En qué se parecen los “clowns” (payasos) a las estrellas de rock?

No sé (ríe). ¿Las estrellas de rock y el clown? Depende de quién me hables, de Bon Jovi…

De ti.

De mí, hombre, en su momento tuvo muchísimo que ver. Estaba en Pataclaun haciendo teatro y estaba con La Liga del Sueño. Llegó un momento en que sí estaba en conflicto, estaba disociado, y fue una de las razones por las que me empecé a alejar de Pataclaun. No quería llevar este espíritu circense a mi música, al rock, más allá de que pueda manejar humor. Además, éramos tres personas que estábamos en Pataclaun y en La Liga. La transmisión era inevitable. Y no podía gastar más en terapias, para no sacar a flote toda mi esquizofrenia.

En el 2000 te fuiste a España, donde viviste ocho años. ¿Por qué te fuiste?

Me fui porque había que viajar, había que irse, largarse. Había de conocerse, crecer. Y volví porque vine a presentar un disco y explotó la crisis en España. La compañía con la que trabajaba en España empezó a cortar los lanzamientos, entre ellos el mío, hasta el punto en que ya no existe esa discográfica. Se fueron dando las cosas y me quedé. Para mí es un momento más. No es que haya echado raíces y ancle. De todas maneras espero viajar otra vez y vivir en algún otro lugar.

En Ciudad Naufragio, tu penúltimo disco, tienes una canción que se llama Alma de 80s. Cantas: “Dime dónde quedó la magia y el calor/ la voz maldita que un buen día a ti y a mí nos arrastró.” Es algo nostálgica. Después de un cuarto de siglo, ¿dónde quedó ese espíritu, en qué se transformó?

Más que nostálgica es reclamante. Pero no le dices a nadie en especial, porque sabes que las épocas son lo que son. Y que no duran. Quizás hablo de un espíritu que yo sí viví, con un movida que después no encuentras en ningún espacio, ni en los noventas, ni en la actualidad. No éramos bandas creadas para funcionar, ir a la televisión, y tener temas radiales. Creo que ha servido como referencia para las bandas de hoy y en eso radica su importancia.

1 comentario

Archivado bajo Entrevistas

Una respuesta a “Pelo Madueño: “Uno puede ser agente de ruptura”

  1. Crimson

    nunca te he pedido regalías, te regale el tema y mas bien te pedí mil veces ke me invitaras a cantarlo, y no te pregunte «cuando grabas un tema mio» simplemente te regale el tema. HABLA BIEN !

Deja un comentario